Este pais norteafricano era descrito por los cronistas árabes medievales como "Tunès al-Khadra", la verde Túnez. Pero la proporción de superficies verdes ha disminuido progresivamente con el paso de los siglos. De los 3 millones de hectáreas de bosque que existían en la antigüedad, apenas quedan hoy 400.000. Por eso el gobierno tunecino ha declarado la guerra al desierto y ha invertido el equivalente a cuatro mil millones de dólares en programas de acción ambiental. Con éxito.

Con sus proyectos de lucha contra el desierto, el "País del Sol" se presenta en la EXPO como la nación líder en protección ambiental del Norte de Africa. Con la reproducción de un paisaje del Sahara, situado a la izquierda del pabellón, los tunecinos muestran a los visitantes cómo vuelven a transformar el desierto en florecientes oasis.

A la derecha del pabellón, la reproducción de una callejuela del barrio antiguo de Medina evoca la larga tradición cultural de Túnez, que va desde la antigua Cartago hasta el arte moderno. El visitante puede pasear por un zoco, probar dátiles secos en el Café y contemplar pinturas de artistas contemporáneos.