Los coreanos denominan "Pojagi" el arte de crear piezas nuevas cosiendo retales. Unos azulejos de gran colorido envuelven el Pabellón de Corea a modo de labor de retales, simbolizan ese método tradicional de reciclaje.

El equipo de aire acondicionado parece superfluo. Y es que el Pabellón está construido siguiendo el principio de una "casa que respira": los azulejos se han colocado sobre las paredes exteriores con ángulos diferentes y de manera oblicua, por lo que posibilitan la circulación del aire. También pueden entrar sin problemas los rayos solares, esto hace que apenas sí se requiera iluminación eléctrica. Además, el edificio se erige sobre columnas, de manera que se halla cuatro metros y medio por encima del suelo. El aire puede circular así por debajo del Pabellón, y a la tierra también le queda espacio para poder respirar.

El Pabellón, de 21 metros de altura, tiene la forma de un barco. A bordo del mismo se encuentran la cultura y la Historia coreanas, de más de 5.000 años de antigüedad, y sus visiones para el nuevo milenio. En el centro de la exposición se sitúa "El agua - fuente de la vida".