Suiza se presenta en la EXPO con un pabellón "orquesta", un crisol de sorpresas, encuentros, diálogos, información y aventuras. El pabellón está formado por doce pilas de vigas de alerce y pino recién cortadas. Varios tirantes y resortes de acero mantienen unidos los montones de madera de 50 metros de largo y siete metros de altura alineados en forma asimétrica. Los costados expuestos a la luz, al viento y a la lluvia cambiarán de aspecto durante la exposición.

Los corredores construidos entre las pilas conducen al interior de este "instrumento transitable" y abren paso a la luz, el viento y el sol. El pabellón alberga seis compartimientos que sirven de "cuerpos de resonancia", donde músicos que tocan el acordeón y el cémbalo "tejen" una alfombra musical. Diversos solistas incorporan constantemente nuevos motivos a la trama de sonidos. Sobre las paredes se despliega un collage literario escrito con letras luminosas en los cuatro idiomas del país. La arquitectura, la literatura, la música y la gastronomía se conjugan en esta obra estética que atrae todos los sentidos.