Los arquitectos del pabellón de Irlanda se dejaron inspirar por el rocoso paisaje del país, del que se valen sus habitantes. Por un lado, están las típicas murallas de piedra que sirven para alejar el viento y mantener limpios los cultivos; y, por el otro, se encuentran las canteras, que aportan excelente material de construcción. Esto viene acoplado a la edificación irlandesa, rodeada por dos muros de piedra. Uno de ellos está hecho de canastas metálicas rellenas de pedregal, mientras que el otro está compuesto por las oscuras, grises y pulidas piedras calizas de Kilkenny.

Cinco estaciones al interior de la construcción llevan al visitante a un viaje interactivo que va desde la prehistoria irlandesa, hasta el futuro de la nación. El clímax de la exposición es el muro de piedra caliza de Kilkenny. Esta "sensory wall" (pared sensorial), afecta los sentidos de los visitantes con viento, lluvia, lenguaje y sonido.

Propuestas para niños y jóvenes: Los niños irlandeses han filmado vídeos y pintado dibujos sobre excursiones en una zona de protección de delfines, en terrenos pantanosos y en la costa atlántica, donde sopla el viento más limpio de Europa. Las pantallas de reacción montadas en la zona de ingreso explican a los visitantes más jóvenes de la EXPO diversos proyectos de protección ambiental.